

Dancing at the Blue Iguana
Cinco bailarinas de streaptease trabajan en The Blue Iguana, un club del valle de San Fernando. Todas están descontentas con su vida: la vida desordenada y caótica de Angel (Daryl Hannah), antigua showgirl de Las Vegas, le impide cumplir su sueño de tener un hijo. Joe (Jennifer Tilly) está embarazada pero quiere abortar y apenas puede contener la rabia que el mundo le inspira. Jasmine (Sandra Oh) escribe bellos poemas, pero carece de la seguridad necesaria para leerlos en voz alta o para tomarse en serio la literatura. Jesse (Charlotte Ayanna), de 19 años, busca el amor pero de su novio sólo recibe golpes. Y Stormy (Sheila Kelley) intenta olvidar al gran amor de su vida: su hermano.
Comentarios
Me sorprendió gratamente “Dancing at the Blue Iguana”; el tono tratado con respeto y oficio.
Una propuesta correcta que respeta al espectador.
Se aprecia cuidado en los detalles; “Dancing at the Blue Iguana” deja poso.
Correcta en lo técnico y solvente en lo interpretativo. meritoria.
“Dancing at the Blue Iguana” me ha parecido impecable. Destacaría el elenco y la música.
“Dancing at the Blue Iguana” demuestra que menos puede ser más cuando hay intención.
“Dancing at the Blue Iguana” pone en valor la propuesta con solvencia y cuidado.
La película progresa con sentido y medida; digna.
La dirección de “Dancing at the Blue Iguana” sabe cuándo contenerse y cuándo brillar.
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
Narrativa clara y concisa. “Dancing at the Blue Iguana” se disfruta sin excesos.
“Dancing at the Blue Iguana” avanza con buen ritmo y ofrece momentos de auténtica emoción.
Final satisfactorio y bien planteado. “Dancing at the Blue Iguana” es recomendable.
A nivel técnico, “Dancing at the Blue Iguana” es sólida; a nivel emocional, efectiva.
Me ha parecido una cinta cautivadora, sobria y eficaz en sus objetivos.
“Dancing at the Blue Iguana” convence por su dirección y un ritmo bien medido.
el reparto sostiene la historia con naturalidad; “Dancing at the Blue Iguana” es digna.
Una cinta hecha con respeto por su audiencia y su material.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.
Sin estridencias, “Dancing at the Blue Iguana” convence por oficio y coherencia.