

El chico del millón de dólares
J.B. Bernstein es un agente deportivo estadounidense cuya carrera no está pasando por su mejor momento. A Bernstein se le ocurre la idea de realizar un reality en India, cuya finalidad es la de encontrar futuros jugadores de cricket. Finalmente, los ganadores del concurso son Rinku Singh y Dinesh Patel a los que lleva a Estados Unidos para ser entrenados por Tom House, con la intención de que acaben siendo contratados por un equipo de la Liga Profesional de Béisbol.
Comentarios
A nivel técnico, “El chico del millón de dólares” es sólida; a nivel emocional, efectiva.
Sin reinventar el género, “El chico del millón de dólares” destaca por su sensibilidad.
“El chico del millón de dólares” pone en valor el género con solvencia y cuidado.
Una obra cautivadora. el elenco funciona y la puesta en escena acompaña con acierto.
Final satisfactorio y bien planteado. “El chico del millón de dólares” es digna.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.
“El chico del millón de dólares” ofrece entretenimiento de calidad con respeto por el tono.
Un trabajo honesto que cumple y deja buen sabor de boca.
Agradezco su ritmo contenido y la elegancia de la puesta en escena.
Ritmo constante y actuaciones sobrias; “El chico del millón de dólares” funciona.
“El chico del millón de dólares” cumple con lo que promete. Especial mención para el acompañamiento musical.
Una cinta hecha con respeto por su audiencia y su material.
Me ha parecido una cinta sugerente, sobria y eficaz en sus objetivos.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “El chico del millón de dólares” resulta interesante.
“El chico del millón de dólares” convence por su puesta en escena y un pacing bien medido.
El tratamiento de personajes en “El chico del millón de dólares” resulta convincente y humano.
“El chico del millón de dólares” equilibra forma y fondo con más aciertos que tropiezos.
Correcta en lo técnico y solvente en lo interpretativo. digna.
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
“El chico del millón de dólares” demuestra que menos puede ser más cuando hay intención.