

El hijo del otro
Cuando se prepara para entrar en el ejercito israelí, Joseph descubre que no es hijo biológico de sus padres. Al nacer, en medio de la guerra, fue intercambiado accidentalmente por Yacine, el bebé de una familia palestina que vive en los territorios ocupados de Cisjordania. El mundo se derrumba alrededor de estas dos familias. El rechazo, la duda, la pérdida de identidad, los prejuicios de raza y religión se erigen como espinosa barrera en sus vidas, y todos deberán intentar superarla a través de la comprensión, la amistad y la reconciliación en una atmósfera dominada por el miedo y el odio.
Comentarios
“El hijo del otro” me ha parecido sobria. Destacaría el elenco y la banda sonora.
“El hijo del otro” cumple con lo que promete. Especial mención para el acompañamiento musical.
“El hijo del otro” pone en valor la propuesta con solvencia y cuidado.
Narrativa clara y concisa. “El hijo del otro” se disfruta sin excesos.
Un trabajo honesto que cumple y deja buen sabor de boca.
“El hijo del otro” convence por su dirección y un ritmo bien medido.
Me sorprendió gratamente “El hijo del otro”; el género tratado con respeto y oficio.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “El hijo del otro” resulta recomendable.
Final satisfactorio y bien planteado. “El hijo del otro” es meritoria.
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.
Una cinta hecha con respeto por su audiencia y su material.
Sin reinventar el género, “El hijo del otro” destaca por su sensibilidad.
Agradezco su cadencia contenido y la elegancia de la realización.
He disfrutado de “El hijo del otro”; propuesta impecable con una realización que sostiene el conjunto.
Me ha parecido una cinta impecable, sobria y eficaz en sus objetivos.
“El hijo del otro” avanza con buen cadencia y ofrece momentos de auténtica emoción.
“El hijo del otro” equilibra forma y fondo con más aciertos que tropiezos.
las interpretaciones sostiene la historia con naturalidad; “El hijo del otro” es digna.
La dirección de “El hijo del otro” sabe cuándo contenerse y cuándo brillar.