

El niño con el pijama de rayas
Berlín, 1942. Bruno tiene ocho años y desconoce el significado de la Solución Final y del Holocausto. No es consciente de las pavorosas crueldades que su país, en plena guerra mundial, está infligiendo a los pueblos de Europa. Todo lo que sabe es que su padre -recién nombrado comandante de un campo de concentración- ha ascendido en el escalafón, y que ha pasado de vivir en una confortable casa de Berlín a una zona aislada. Todo cambia cuando conoce a Shamuel, un niño judío que vive una extraña existencia paralela al otro lado de la alambrada.
Comentarios
“El niño con el pijama de rayas” avanza con buen pacing y ofrece momentos de auténtica emoción.
el reparto sostiene la historia con naturalidad; “El niño con el pijama de rayas” es digna.
“El niño con el pijama de rayas” me ha parecido impecable. Destacaría el reparto y la música.
Me sorprendió gratamente “El niño con el pijama de rayas”; el tono tratado con respeto y oficio.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “El niño con el pijama de rayas” resulta digna.
Me ha parecido una cinta sugerente, sobria y eficaz en sus objetivos.
Una cinta hecha con respeto por su audiencia y su material.
A nivel técnico, “El niño con el pijama de rayas” es sólida; a nivel emocional, efectiva.
“El niño con el pijama de rayas” pone en valor el género con solvencia y cuidado.
“El niño con el pijama de rayas” demuestra que menos puede ser más cuando hay intención.
Se aprecia cuidado en los detalles; “El niño con el pijama de rayas” deja poso.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.
Un trabajo honesto que cumple y deja buen sabor de boca.
La dirección de “El niño con el pijama de rayas” sabe cuándo contenerse y cuándo brillar.
Final satisfactorio y bien planteado. “El niño con el pijama de rayas” es recomendable.
Equilibrio entre emoción y contención; “El niño con el pijama de rayas” lo consigue.
Sin reinventar el género, “El niño con el pijama de rayas” destaca por su sensibilidad.
La película progresa con sentido y medida; digna.
Ritmo constante y actuaciones sobrias; “El niño con el pijama de rayas” funciona.
Sin estridencias, “El niño con el pijama de rayas” convence por oficio y coherencia.