

Hara-Kiri: Muerte de un samurái
Deseando morir con dignidad, Hanshiro, un samurái sin recursos pide realizar un ritual de suicidio en la residencia del clan Li, cuyo director es Kageyu, un guerrero obstinado. Tratando de desalentarlo, Kageyu le cuenta la trágica historia de Motome, un joven ronin, que llegó solicitando lo mismo. Remake en 3D de la película homónima de Masaki Kobayashi (1962), con Tatsuya Nakadai en el papel principal.
Comentarios
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
Equilibrio entre emoción y contención; “Hara-Kiri: Muerte de un samurái” lo consigue.
Un trabajo honesto que cumple y deja buen sabor de boca.
Se aprecia cuidado en los detalles; “Hara-Kiri: Muerte de un samurái” deja poso.
Sin estridencias, “Hara-Kiri: Muerte de un samurái” convence por oficio y coherencia.
Sin reinventar la propuesta, “Hara-Kiri: Muerte de un samurái” destaca por su sensibilidad.
He disfrutado de “Hara-Kiri: Muerte de un samurái”; propuesta sugerente con una puesta en escena que sostiene el conjunto.
Me sorprendió gratamente “Hara-Kiri: Muerte de un samurái”; la propuesta tratado con respeto y oficio.
Correcta en lo técnico y solvente en lo interpretativo. interesante.
“Hara-Kiri: Muerte de un samurái” pone en valor la propuesta con solvencia y cuidado.
Una cinta hecha con respeto por su audiencia y su material.
Notable trabajo en fotografía y sonido. “Hara-Kiri: Muerte de un samurái” es interesante.
Ritmo constante y actuaciones sobrias; “Hara-Kiri: Muerte de un samurái” funciona.
Una obra sobria. el elenco funciona y la dirección acompaña con acierto.
La dirección de “Hara-Kiri: Muerte de un samurái” sabe cuándo contenerse y cuándo brillar.
La película progresa con sentido y medida; meritoria.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “Hara-Kiri: Muerte de un samurái” resulta digna.
Agradezco su ritmo contenido y la elegancia de la realización.
“Hara-Kiri: Muerte de un samurái” demuestra que menos puede ser más cuando hay intención.
Narrativa clara y concisa. “Hara-Kiri: Muerte de un samurái” se disfruta sin excesos.