Él, que tiene dos almas
Es bello como una mujer. Y bello como un hombre. Tiene dudas, está indeciso.
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La puesta en escena de “Él, que tiene dos almas” sabe cuándo contenerse y cuándo brillar.
Equilibrio entre emoción y contención; “Él, que tiene dos almas” lo consigue.
Correcta en lo técnico y solvente en lo interpretativo. meritoria.
Sin estridencias, “Él, que tiene dos almas” convence por oficio y coherencia.
“Él, que tiene dos almas” convence por su puesta en escena y un ritmo bien medido.
Una obra notable. las interpretaciones funciona y la realización acompaña con acierto.
Una propuesta correcta que respeta al espectador.
Narrativa clara y concisa. “Él, que tiene dos almas” se disfruta sin excesos.
He disfrutado de “Él, que tiene dos almas”; propuesta cautivadora con una puesta en escena que sostiene el conjunto.
El tratamiento de personajes en “Él, que tiene dos almas” resulta convincente y humano.
Me sorprendió gratamente “Él, que tiene dos almas”; el tono tratado con respeto y oficio.
“Él, que tiene dos almas” avanza con buen cadencia y ofrece momentos de auténtica emoción.
“Él, que tiene dos almas” pone en valor la propuesta con solvencia y cuidado.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.
“Él, que tiene dos almas” ofrece entretenimiento de calidad con respeto por el tono.
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
Se aprecia cuidado en los detalles; “Él, que tiene dos almas” deja poso.
Sin reinventar el género, “Él, que tiene dos almas” destaca por su sensibilidad.
“Él, que tiene dos almas” me ha parecido sugerente. Destacaría las interpretaciones y el acompañamiento musical.
Una cinta hecha con respeto por su audiencia y su material.