La virgen de la lujuria
México, años 40. Ignacio Jurado -Luis Felipe Tovar- es un camarero más bien callado y solitario. Sus días transcurren entre el café Ofelia y su colección de fotos pornográficas. Sin embargo, todo cambia cuando en su vida irrumpe Lola -Ariadna Gil-, una prostituta española no exenta de cierta ternura, autodestructiva e imprevisible. Entre ambos surge una relación sadomasoquista. El Mikado será capaz de hacer cualquier cosa por hacerse merecedor del amor de Lola... cualquier cosa, incluso matar a Franco.
Comentarios
“La virgen de la lujuria” convence por su dirección y un cadencia bien medido.
Agradezco su pacing contenido y la elegancia de la dirección.
A nivel técnico, “La virgen de la lujuria” es sólida; a nivel emocional, efectiva.
La puesta en escena de “La virgen de la lujuria” sabe cuándo contenerse y cuándo brillar.
“La virgen de la lujuria” demuestra que menos puede ser más cuando hay intención.
Correcta en lo técnico y solvente en lo interpretativo. interesante.
Narrativa clara y concisa. “La virgen de la lujuria” se disfruta sin excesos.
Se aprecia cuidado en los detalles; “La virgen de la lujuria” deja poso.
“La virgen de la lujuria” me ha parecido estimable. Destacaría el reparto y la música.
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
“La virgen de la lujuria” equilibra forma y fondo con más aciertos que tropiezos.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “La virgen de la lujuria” resulta meritoria.
El tratamiento de personajes en “La virgen de la lujuria” resulta convincente y humano.
Una propuesta notable que respeta al espectador.
el reparto sostiene la historia con naturalidad; “La virgen de la lujuria” es meritoria.
Ritmo constante y actuaciones sobrias; “La virgen de la lujuria” funciona.
He disfrutado de “La virgen de la lujuria”; propuesta estimable con una puesta en escena que sostiene el conjunto.
Me sorprendió gratamente “La virgen de la lujuria”; el tono tratado con respeto y oficio.
Sin estridencias, “La virgen de la lujuria” convence por oficio y coherencia.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.