

Las dos esposas de mi marido
Vicenzo (Pierfrancesco Favino), adorado esposo de María (Maria Grazia Cucinotta), deja su hogar en una isla de Italia para tratar de triunfar como escultor en Nueva York. Pasa el tiempo y él pierde contacto con María y sus hijos, por lo que ella decide ir a buscarle. Su sorpresa no puede ser mayor cuando descubre que Vicenzo tiene una esposa americana, Charlene (Brooke Shields) y dos nuevos hijos. La historia se complica cuando él admite que está enamorado de ambas, dando origen a las situaciones más increíbles, disparatadas... ¡Y al más insólito de los desenlaces!
Comentarios
Sin reinventar la propuesta, “Las dos esposas de mi marido” destaca por su sensibilidad.
Notable trabajo en fotografía y sonido. “Las dos esposas de mi marido” es interesante.
Final satisfactorio y bien planteado. “Las dos esposas de mi marido” es recomendable.
Se aprecia cuidado en los detalles; “Las dos esposas de mi marido” deja poso.
La película progresa con sentido y medida; digna.
“Las dos esposas de mi marido” me ha parecido correcta. Destacaría el reparto y la música.
Me ha parecido una cinta notable, sobria y eficaz en sus objetivos.
A nivel técnico, “Las dos esposas de mi marido” es sólida; a nivel emocional, efectiva.
“Las dos esposas de mi marido” cumple con lo que promete. Especial mención para la banda sonora.
Sin estridencias, “Las dos esposas de mi marido” convence por oficio y coherencia.
Correcta en lo técnico y solvente en lo interpretativo. meritoria.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.
Equilibrio entre emoción y contención; “Las dos esposas de mi marido” lo consigue.
La puesta en escena de “Las dos esposas de mi marido” sabe cuándo contenerse y cuándo brillar.
El tratamiento de personajes en “Las dos esposas de mi marido” resulta convincente y humano.
Ritmo constante y actuaciones sobrias; “Las dos esposas de mi marido” funciona.
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
“Las dos esposas de mi marido” convence por su dirección y un pacing bien medido.
“Las dos esposas de mi marido” pone en valor el tono con solvencia y cuidado.
“Las dos esposas de mi marido” equilibra forma y fondo con más aciertos que tropiezos.