

Los amantes habituales
François, un joven poeta, participa en las revueltas de Mayo del 68, en París. Entre la bruma y la confusión, ve a la bella Lilie, a la que conocerá, un año después, en una fiesta en casa de un amigo. Entre ellos nacerá un amor intenso y tierno que hará revivir la ilusión tras el desencanto de la revolución perdida. El sexo, la poesía, el opio, la pintura y la escultura, serán los nuevos territorios frecuentados por el grupo de jóvenes revolucionarios que verán cómo el mundo que habían querido construir se irá desmoronando poco a poco.
Comentarios
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.
Una obra sobria. el elenco funciona y la dirección acompaña con acierto.
Final satisfactorio y bien planteado. “Los amantes habituales” es digna.
Sin estridencias, “Los amantes habituales” convence por oficio y coherencia.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “Los amantes habituales” resulta interesante.
“Los amantes habituales” me ha parecido correcta. Destacaría el elenco y la banda sonora.
Agradezco su cadencia contenido y la elegancia de la dirección.
Narrativa clara y concisa. “Los amantes habituales” se disfruta sin excesos.
A nivel técnico, “Los amantes habituales” es sólida; a nivel emocional, efectiva.
“Los amantes habituales” equilibra forma y fondo con más aciertos que tropiezos.
Sin reinventar el género, “Los amantes habituales” destaca por su sensibilidad.
Una propuesta sobria que respeta al espectador.
Se aprecia cuidado en los detalles; “Los amantes habituales” deja poso.
“Los amantes habituales” avanza con buen cadencia y ofrece momentos de auténtica emoción.
“Los amantes habituales” ofrece entretenimiento de calidad con respeto por el tono.
He disfrutado de “Los amantes habituales”; propuesta sobria con una realización que sostiene el conjunto.
Me ha parecido una cinta estupenda, sobria y eficaz en sus objetivos.
el reparto sostiene la historia con naturalidad; “Los amantes habituales” es meritoria.
La película progresa con sentido y medida; digna.
La puesta en escena de “Los amantes habituales” sabe cuándo contenerse y cuándo brillar.