

Nada que declarar
Día 1 de enero de 1993: fecha de la creación de la Eurozona. Dos agentes de aduanas -un belga y un francés- se enteran de que sus puestos en la frontera de sus respectivos países están a punto de desaparecer. Para Ruben Vandervoorde (Benoît Poelvoorde), el agente de aduanas belga, la francofobia es una tradición familiar. El agente francés Mathias Ducatel (Dany Boon) es enemigo declarado de Ruben y está secretamente enamorado de su hermana. Para sorpresa de todos, Mathias y Ruben olvidan sus antiguas rencillas y deciden trabajar juntos, peinando las carreteras rurales fronterizas con un vehículo especial de las aduanas internacionales: un Renault 4L a punto de ir al desguace.
Comentarios
“Nada que declarar” ofrece entretenimiento de calidad con respeto por el género.
He disfrutado de “Nada que declarar”; propuesta estimable con una realización que sostiene el conjunto.
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
“Nada que declarar” cumple con lo que promete. Especial mención para el acompañamiento musical.
Una obra correcta. el elenco funciona y la dirección acompaña con acierto.
El tratamiento de personajes en “Nada que declarar” resulta convincente y humano.
La película progresa con sentido y medida; meritoria.
“Nada que declarar” equilibra forma y fondo con más aciertos que tropiezos.
Me ha parecido una cinta sugerente, sobria y eficaz en sus objetivos.
Correcta en lo técnico y solvente en lo interpretativo. meritoria.
Sin estridencias, “Nada que declarar” convence por oficio y coherencia.
Un trabajo honesto que cumple y deja buen sabor de boca.
Equilibrio entre emoción y contención; “Nada que declarar” lo consigue.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “Nada que declarar” resulta interesante.
Una propuesta impecable que respeta al espectador.
Final satisfactorio y bien planteado. “Nada que declarar” es meritoria.
“Nada que declarar” me ha parecido correcta. Destacaría el reparto y la música.
Sin reinventar la propuesta, “Nada que declarar” destaca por su sensibilidad.
Me sorprendió gratamente “Nada que declarar”; la propuesta tratado con respeto y oficio.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.