

Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera
Dos monjes viven en un monasterio aislado. Bajo la atenta mirada del más viejo, el más joven ve pasar las estaciones de la vida. Primavera: un niño monje se ríe de una rana que intenta librarse de una piedra que tiene en la espalda. Verano: un monje adolescente conoce el amor. Otoño: un monje de treinta años intenta hacer algo que va contra su naturaleza. Invierno: el monje está próximo a la vejez y alguien llega al monaterio. Primavera: el viejo monje conversa con la naturaleza; cerca de él juega un niño monje
Comentarios
Ritmo constante y actuaciones sobrias; “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” funciona.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.
Narrativa clara y concisa. “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” se disfruta sin excesos.
Agradezco su pacing contenido y la elegancia de la dirección.
el reparto sostiene la historia con naturalidad; “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” es interesante.
Un trabajo honesto que cumple y deja buen sabor de boca.
Notable trabajo en fotografía y sonido. “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” es digna.
Una propuesta correcta que respeta al espectador.
He disfrutado de “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera”; propuesta estupenda con una dirección que sostiene el conjunto.
Sin reinventar el tono, “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” destaca por su sensibilidad.
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
El tratamiento de personajes en “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” resulta convincente y humano.
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“Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” equilibra forma y fondo con más aciertos que tropiezos.
“Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” convence por su realización y un ritmo bien medido.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” resulta interesante.
“Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” demuestra que menos puede ser más cuando hay intención.
“Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” avanza con buen ritmo y ofrece momentos de auténtica emoción.
Me sorprendió gratamente “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera”; la propuesta tratado con respeto y oficio.
Equilibrio entre emoción y contención; “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” lo consigue.