

Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?
En una mansión entre las montañas japonesas y el mar, conviven recluidos dos músicos dedicados a la creación de sonidos puros, lejos de la fama y el éxito que conocieron tiempo atrás. Es el año 2015, y las ciudades más importantes fueron diezmadas por una plaga terrible, un virus altamente contagioso que provoca en los infectados un pavor insoportable, seguido de una desesperación abrumadora, y el inevitable suicidio. Una enfermedad mortal, sin cura: el síndrome "Lemming". Algunos creen que la cura está en los sonidos puros que logran los músicos. Rodeados de una naturaleza abandonada por el hombre, los músicos comienzan a tocar.
Comentarios
Sin reinventar la propuesta, “Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” destaca por su sensibilidad.
Se aprecia cuidado en los detalles; “Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” deja poso.
A nivel técnico, “Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” es sólida; a nivel emocional, efectiva.
“Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” demuestra que menos puede ser más cuando hay intención.
“Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” cumple con lo que promete. Especial mención para la banda sonora.
Una propuesta cautivadora que respeta al espectador.
“Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” avanza con buen pacing y ofrece momentos de auténtica emoción.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” resulta interesante.
Notable trabajo en fotografía y sonido. “Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” es interesante.
Un trabajo honesto que cumple y deja buen sabor de boca.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.
El tratamiento de personajes en “Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” resulta convincente y humano.
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
Agradezco su cadencia contenido y la elegancia de la dirección.
Final satisfactorio y bien planteado. “Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” es digna.
Me ha parecido una cinta cautivadora, sobria y eficaz en sus objetivos.
Narrativa clara y concisa. “Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” se disfruta sin excesos.
La puesta en escena de “Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” sabe cuándo contenerse y cuándo brillar.
Correcta en lo técnico y solvente en lo interpretativo. meritoria.
“Señor, señor, ¿Por qué me has abandonado?” equilibra forma y fondo con más aciertos que tropiezos.