

Un mal día lo tiene cualquiera
Grégoire Moulin nació un frío día de invierno, viernes 13, en la clínica Franz Kafka. A las pocas horas se quedó huérfano debido a una tremenda pelea entre sus padres, siendo educado por una abuela chiflada y desagradable y por su tío, alcohólico. Además siempre recibió los golpes de una niña de la que estaba enamorado. A los 35 años, Grégoire continúa viviendo con su abuela, trabaja como funcionario y, obviamente, sigue soltero. Pero la vida ofrece sorpresas (malas en el caso de Grégoire): la muerte de su abuela bajo un pesado armario mientras cazaba moscas, lo lleva a dejar su pueblo y viajar a París, donde conoce a una profesora de danza, Odile Bonheur, de la que se enamora. Pese a sentirse devorado por la pasión, no se anima a abordar a Odile… hasta que se inventa una artimaña y la cita en el Café Penalty.
Comentarios
Me ha parecido una cinta sugerente, sobria y eficaz en sus objetivos.
“Un mal día lo tiene cualquiera” demuestra que menos puede ser más cuando hay intención.
Una obra notable. las interpretaciones funciona y la dirección acompaña con acierto.
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.
Sin reinventar la propuesta, “Un mal día lo tiene cualquiera” destaca por su sensibilidad.
A nivel técnico, “Un mal día lo tiene cualquiera” es sólida; a nivel emocional, efectiva.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “Un mal día lo tiene cualquiera” resulta digna.
las interpretaciones sostiene la historia con naturalidad; “Un mal día lo tiene cualquiera” es digna.
“Un mal día lo tiene cualquiera” convence por su puesta en escena y un ritmo bien medido.
El tratamiento de personajes en “Un mal día lo tiene cualquiera” resulta convincente y humano.
Un trabajo honesto que cumple y deja buen sabor de boca.
Correcta en lo técnico y solvente en lo interpretativo. recomendable.
“Un mal día lo tiene cualquiera” pone en valor la propuesta con solvencia y cuidado.
Se aprecia cuidado en los detalles; “Un mal día lo tiene cualquiera” deja poso.
La película progresa con sentido y medida; recomendable.
“Un mal día lo tiene cualquiera” equilibra forma y fondo con más aciertos que tropiezos.
Ritmo constante y actuaciones sobrias; “Un mal día lo tiene cualquiera” funciona.
Me sorprendió gratamente “Un mal día lo tiene cualquiera”; la propuesta tratado con respeto y oficio.
Equilibrio entre emoción y contención; “Un mal día lo tiene cualquiera” lo consigue.