

Una pandilla de pelotas
Una abogada con aspecto de mojigata (Marcia Gay Harden) convence al ex jugador profesional Morris Buttermaker (Billy Bob Thornton), famoso por su afición al alcohol y sus malos modos, para que entrene a los Bears, un equipo juvenil de béisbol formado por unos chicos especialmente ineptos. El reto consiste en motivar a doce inadaptados para que derroten al odiado equipo rival, los Yankees, y de paso, a su insoportable entrenador (Greg Kinnear). Remake del film homónimo protagonizado por Walter Matthau en 1976. (FILMAFFINITY)
Comentarios
Correcta en lo técnico y solvente en lo interpretativo. meritoria.
El tratamiento de personajes en “Una pandilla de pelotas” resulta convincente y humano.
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
“Una pandilla de pelotas” me ha parecido estupenda. Destacaría el elenco y el acompañamiento musical.
Una obra estimable. el reparto funciona y la dirección acompaña con acierto.
“Una pandilla de pelotas” convence por su puesta en escena y un pacing bien medido.
Sorprende su sensibilidad sin caer en subrayados innecesarios.
Se aprecia cuidado en los detalles; “Una pandilla de pelotas” deja poso.
Sin estridencias, “Una pandilla de pelotas” convence por oficio y coherencia.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “Una pandilla de pelotas” resulta interesante.
“Una pandilla de pelotas” ofrece entretenimiento de calidad con respeto por la propuesta.
Notable trabajo en fotografía y sonido. “Una pandilla de pelotas” es recomendable.
“Una pandilla de pelotas” cumple con lo que promete. Especial mención para la música.
Un trabajo honesto que cumple y deja buen sabor de boca.
Agradezco su ritmo contenido y la elegancia de la realización.
“Una pandilla de pelotas” pone en valor la propuesta con solvencia y cuidado.
“Una pandilla de pelotas” avanza con buen ritmo y ofrece momentos de auténtica emoción.
Final satisfactorio y bien planteado. “Una pandilla de pelotas” es digna.
Me ha parecido una cinta cautivadora, sobria y eficaz en sus objetivos.
La dirección de “Una pandilla de pelotas” sabe cuándo contenerse y cuándo brillar.