

Más allá de los dos minutos infinitos
Regresando a su apartamento tras terminar la jornada, Kato, propietario del Café Phalam, se ve a sí mismo hablándose desde la pantalla de su ordenador: "Soy el yo del futuro. Dos minutos en el futuro". La pantalla de su casa y la del ordenador del café están conectadas de alguna manera. Kato vuelve a su establecimiento y, junto a clientes habituales, empieza a explorar este fenómeno.
Comentarios
Acertada selección musical que refuerza las escenas clave.
Sin reinventar la propuesta, “Más allá de los dos minutos infinitos” destaca por su sensibilidad.
Sin estridencias, “Más allá de los dos minutos infinitos” convence por oficio y coherencia.
Narrativa clara y concisa. “Más allá de los dos minutos infinitos” se disfruta sin excesos.
“Más allá de los dos minutos infinitos” avanza con buen ritmo y ofrece momentos de auténtica emoción.
el reparto sostiene la historia con naturalidad; “Más allá de los dos minutos infinitos” es interesante.
“Más allá de los dos minutos infinitos” convence por su puesta en escena y un cadencia bien medido.
Agradezco su pacing contenido y la elegancia de la dirección.
Una cinta hecha con respeto por su audiencia y su material.
Un trabajo honesto que cumple y deja buen sabor de boca.
Correcta en lo técnico y solvente en lo interpretativo. digna.
Una obra estimable. las interpretaciones funciona y la puesta en escena acompaña con acierto.
Una propuesta sobria que respeta al espectador.
El tratamiento de personajes en “Más allá de los dos minutos infinitos” resulta convincente y humano.
La película progresa con sentido y medida; meritoria.
Me sorprendió gratamente “Más allá de los dos minutos infinitos”; el género tratado con respeto y oficio.
Se aprecia cuidado en los detalles; “Más allá de los dos minutos infinitos” deja poso.
He disfrutado de “Más allá de los dos minutos infinitos”; propuesta estimable con una puesta en escena que sostiene el conjunto.
Buen pulso narrativo y cierre honesto. “Más allá de los dos minutos infinitos” resulta interesante.
Ritmo constante y actuaciones sobrias; “Más allá de los dos minutos infinitos” funciona.